La muerte no siempre se ha tratado de igual manera. la sensibilidad y aceptación respecto a este fenómeno ha sido diferente a lo largo de la historia, teoría defendida por el historiador Philippe Ariés. Además, la muerte ha tomado diferentes significados, siendo en la Edad Media un símbolo de igualdad frente a la enorme diferenciación social existente en la época. (Haga clic en el título del artículo para ingresar) Durante la Edad Media la muerte estuvo muy presente en la sociedad. La muerte, sin embargo, parece cobrar especial relevancia en la Baja Edad Media, al menos para los investigadores que parece han puesto gran atención a este periodo. Es cierto que la muerte en la Baja Edad Media tomó unas características un tanto especiales y dio origen a toda una suerte de representaciones, muy numerosas como la Danza Macabra. En primer lugar, la muerte se concebía como un fenómeno universal, que igualaba a todos los individuos, dando igual el estatus social, el nivel económico, etc. Incluso, respecto a ello, podemos ver como los pobres o los desheredados llegaban a usar la muerte como un consuelo, ya que podían llegar a pensar que todo lo que otros estaban disfrutando en vida a sus expensas les ayudaría a pudrirse más fácilmente a la muerte. Así contemplamos la muerte como un elemento igualador, lo que se ve muy bien en la representación de las Danzas Macabras. Además de esta peculiar característica igualadora, la muerte contenía en sí misma otras ideas, como aquella que defendía que la importancia de lo terreno no era más que algo transitorio. A esta idea se le unía la de la fugacidad de la vida y cómo el tiempo hacía mella en el cuerpo y la belleza, acabando con ellos, convirtiéndolos en cadáveres, por ello, la incorruptibilidad del cuerpo de los santos, ya que esto se entendía como el premio que dios les daba por su vida virtuosa. En suma, vemos como nadie estaba exento de ser presa de la muerte, ni los santos, los reyes o los clérigos, ni los campesinos o mercaderes, todos, tarde o temprano, sucumbirían a la muerte, por ello su representación llegó a convertirse en una constante. Entre estas representaciones, se cree que la más antigua es la que hace en sus escritos Helinand de Froidmont, quien escribe los Vers de la Mort, entre 1194 y 1197. Sin embargo, hay autores que atribuyen un cambio de concepción hacia la muerte en el siglo XIV, coincidiendo con la crisis demográfica que supuso en el Occidente Europeo la aparición de la Peste Negra de 1348. Ello es lo que defiende Philippe Ariés, quien, sin embargo, reconoce que esta toma de conciencia sobre la muerte se fue gestando desde antes, al menos desde época carolingia. El cambio que se produjo hacia época medieval consistió en la adquisición de una mayor sensibilidad hacia la muerte individual. Esto es muy curioso, puesto que desde el siglo XIII, como apunta Le Goff, comienza a tomar fuerza la idea de purgatorio, lo que acentúa la importancia del juicio individual. Así, podemos ver el paso hacia una mentalidad más burguesa en la que el individuo y sus propias acciones y experiencias comienzan a tomar más fuerza. Esta toma de importancia del individuo se ve bien reflejada en el cambio de actuación de la nobleza que ya no buscará tanto su salvación a través de la fe y las obras piadosas, sino que, ahora, busca reafirmar su honor y gloria, recuperación de valores grecolatinos, como una forma de obtener una inmortalidad terrenal. Por otro lado, hay que insistir en la idea de que la crisis del siglo XIV, especialmente la aparición de la Peste Negra en el Occidente Europeo, no hace más que multiplicar o acentuar un proceso de individualización y temor a la muerte que ya venía desde muy atrás. Este culto a la muerte, las Danzas Macabras, etc., no son un hecho aislado que se diera en aquellos tiempos y se perdiera. Hoy en día, en México encontramos el culto a la Santa Muerte, culto que parece que se ha concebido como una adaptación del culto a la muerte de la Baja Edad Media, el cual fue llevado a aquellas tierras por los españoles durante la conquista, y una base de cultos a la muerte de origen indígena. Estos cultos en México son muy dados entre la población más pobre de un país extremamente desigual y muy religioso, en el cual parece que el consuelo de la muerte como igualadora de los hombres en la otra vida es el único elemento en el que se pueden aferrar. Por tanto, no hemos de ver las Danzas Macabras, el culto a la muerte, etc., como algo arcaico y olvidado, como una anécdota histórica, sino como algo vivo. Bibliografía: GONZALEZ ZYMLA, HERBERT. “La Danza Macabra” Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. VI, nº 11, 2014, pp. 23-51. HUETE FUDIO, MARIO. “Las actitudes ante la muerte en tiempos de la Peste Negra. La Península Ibérica, 1348-1500” Cuadernos de Historia Medieval Secc. Miscelánea, nº 1, 1998. pp. 21-58 REYES RUIZ, CLAUDIA. “Historia y actualidad del culto a la Santa Muerte”. El Cotidiano, Septiembre-Octubre, 2011. pp. 51-57.
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